DESDE MI CABINA DE MANDO

​Los judas de la aviación nacional

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Pedro Domínguez

La historia se repite cada día y en este tiempo aún más, recordar aquel miércoles donde sucedió el fatídico hecho bíblico donde Judas Iscariotes traiciona a Jesús, hoy realizamos un paralelismo y vemos que falsos dominicanos traicionen el desarrollo de la aviación nacional, estos seudos defensores que solo buscan su bienestar, no el de la colectividad.


Iniciamos con vender el espacio aéreo dominicano a los Estados Unidos de Norteamérica a través de un tratado de Cielos Abiertos para ellos, a cambio de otorgar a una empresa de capital foráneo el permiso para operar desde República Dominicana hacia los Estados Unidos.


Ya consumado este hecho, ahora van por los artículos 120, 121, 122 y 123  de la Ley 491-06 sobre aviación que protegen a los técnicos dominicanos, creando una comisión secreta para dicho propósito.


Para luego ir por la privatización de Navegación Aérea, el mismo grupo que busca quitar los derechos adquiridos de los técnicos nacionales con la excusa de que la ley no le permite contratar a extranjeros para su complejo de mantenimiento.


Ya fueron por la industria aérea, lo lograron, ahora por los técnicos nacionales, veremos y también van por las escuelas de tripulantes y de formación de pilotos, que mas van a querer estos insaciables.


Recuerdo la declaración en la postguerra de Martin Niemöller (1892-1984) el cual en la década de 1920 y los primeros años de la de 1930, simpatizó con muchas ideas nazis y apoyó movimientos políticos de extrema derecha, pero después de que Adolf Hitler subió al poder en 1933, Niemöller se volvió un fuerte crítico de la interferencia de Hitler en la iglesia protestante. Pasó los últimos ocho años del dominio nazi, de 1937 a 1945, en prisiones y campos de concentración. 


Termino mi artículo de este jueves Santo con la declaración en la postguerra de Martin Niemöller


Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.


Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.


Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.


Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre.

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