​Cultura viva

“Cría cuervos”. Reflexión de Raúl Pérez Torres

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Lincoln López

Por Lincoln López


Los razonamientos vertidos en “Cría cuervos” contienen un valiente mensaje crítico-social, y, además, porque conservan su vigencia en pueblos culturalmente atrasados como el nuestro, que son empujados por el sector dominante hacia una degradación colectiva y hasta, una posible extinción de este modelo de civilización.


“Cría cuervos” es de la autoría de Raúl Pérez Torres (Ecuador, 1941), escritor, poeta, crítico literario y político. Ganador en 1980 del Premio Casa de las Américas por su libro de cuentos “En la noche y en la niebla”. Su cuento “Solo cenizas hallarás” ganó a su vez el Premio Juan Rulfo en 1995. Fue Ministro de Cultura de su país en 2017.


Se le considera un escritor comprometido con su tiempo y expresa sus ideas con una prosa directa, fresca y vigorosa. A continuación, un fragmento de “Cría cuervos”:


“Nunca quiso escucharme. La cultura es el eje transversal de toda transformación revolucionaria. Un pueblo sin cultura solamente podrá aspirar al cemento armado y al último modelo de carro. La nueva clase media olvida pronto a quien posibilitó su ascenso y se convierta en estrella semanal del supermercado. La competencia empieza a ser la ideología de los más media y el vestido de marca se transforma en su piel.


 “Dios es el mercado, el centro comercial, la nueva iglesia, y el cliente, su esclavo fiel. La honradez, la lealtad, la solidaridad son lobos esteparios arruinados. El pueblo, gordo de avaricia tambaleándose en la nueva realidad, no sabe qué hacer con lo que tiene. (…) 


“Ahora si puede carajear, ahora si puede insultar, solazarse y manifestar su ego escondido. Ahora nadie le ningunea…


“Nunca quiso escucharme. Lo primero que define y permite una transformación es la cultura, y la cultura es la percepción que tenemos del mundo, la forma en la que accedemos al otro, la posibilidad de llenar el espíritu de una sensibilidad bondadosa.


“En la política, falsos profetas. En la administración pública, prestidigitadores del hurto. En la escuela, el implacable ejemplo de las drogas. En la familia, la violencia y el alcohol como un mueble más. (…)


“Por eso hay que llenarlo de poesía y de música y de literatura y de teatro y de la sabiduría y el ejemplo de los hombres y mujeres que construyeron la patria… Por eso hay que poner en sus manos el arte, la ética y la estética, porque si para algo sirve la cultura es justamente para eso. 


“Nunca quiso escucharme.


“Y ahora la ceguera de un pueblo aturdido, de un pueblo que no se le dio la oportunidad de abrir su corazón a la cultura, da cabezazos, grita y blasfema sintiéndose olvidado y herido dispuesto a sacarte los ojos.” 

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