Por Lincoln López
Arthur Miller (Nueva York, 1915-Connecticut, 2005), considerado como uno de los mejores dramaturgos del siglo XX. Escritor comprometido que supo trasplantar en sus obras teatrales los conflictos del ser humano de su época, a la vez que criticó la masificación creciente que arropaba algunas sociedades, particularmente, la estadounidense.
“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Una de sus mejores obras es “La muerte de un viajante”, escrita cuando contaba con catorce años de edad, la misma fue producto de una trágica situación familiar. Resulta, que en 1929 se produjo la Gran Depresión, y por tanto, el colapso de la economía norteamericana, y con ella, la quiebra de los bancos y de muchas empresas e industrias de ese país, entre la que estaba la empresa textil del padre de Arthur Miller, totalmente arruinada, razón suficiente para cambiarle la clase social a la que pertenecía esa familia, y la obligó a mudarse a Brooklyn.
La obra consta de dos actos y un réquiem, en la que un viajante y vendedor de profesión (Willy), comienza a preguntarse si ha logrado tener éxito y los esfuerzos que ha hecho durante toda su vida, ahora que ha perdido su empleo. La misma fue estrenada en 1949 teniendo un éxito extraordinario.
Obtuvo dos premios: el Pulitzer de Teatro, y, el de la Crítica de York. Ganó seis premios Tony por el montaje realizado por Elia Kazan. En su estreno alcanzó las 742 funciones ininterrumpidas en la misma sala. Ulteriormente recorrió el mundo y forma parte del repertorio mundial de compañías teatrales.
“El verdadero valor de una persona se mide por su capacidad de enfrentar la adversidad y encontrar fuerza en medio de la adversidad”.
Otra de sus memorables dramas es “Las brujas de Salem” (1953) presenta un alegato contra la intolerancia y el puritanismo. En “Panorama desde el puente” (1955) reprodujo el tema de los inmigrantes en Estados Unidos. Otros títulos: “El precio” (1968), “Rusia” (1969), “La creación del mundo” (1972). Otra obra infaltable por el éxito que obtuvo es “Cristales rotos” (1994), con ella viajó por todo el mundo, “siendo aclamado con un clásico vivo”.
“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma”.
El Royal National Theatre lo eligió como el dramaturgo del siglo XX. En 1979 fue incluido en el American Theatre Hall of Fame. En 1993 recibió el Premio Cuatro Libertades a la Libertad de Expresión. Luego, en 2002 le fue otorgado en España el premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Cuando se supo la muerte de Arthur Miller, los teatros de Broadway oscurecieron sus luces en señal de respeto.
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