Por Lincoln López
Por su efeméride natalicia, cada 20 de enero, recordamos a Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925-2020), gran poeta revolucionario y sacerdote comprometido con la Teología de la Liberación. “Amonestado públicamente por el papa Juan Pablo II y desagraviado por el papa actual Francisco”. Como poeta denunció el sufrimiento y la explotación de su pueblo:
“Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios
Amigo de los dictadores
Ni partidario de su política
Ni te influencia la propaganda
Ni estás en sociedad con el gánster”
(Bienaventurado el hombre. Salmo 1)
Tanto el poeta como el sacerdote buscan con quien compartir su palabra. “Él hace de la poesía y la profecía una sola misión, una manera de integrar el arte y el evangelio. Su poesía expresa un mensaje que se hace eco del evangelio de los teólogos de la liberación en América Latina”. (W. Deruscha). Para Cardenal, entre el Cristianismo y el Marxismo no hay diferencia, solo dos formas que engloban la misma manera en que deben vivir los seres humanos.
“Hazme justicia Señor
porque soy inocente
Porque he confiado en ti
y no en los líderes
Defiéndeme en el Consejo de Guerra
Defiéndeme en el Proceso de testigos falsos
Y falsas pruebas…
¡Libértame Señor!”
(Hazme justicia Señor. Salmo 25)
Graduado en 1947 de Licenciado en Letras de la Universidad Nacional de México. Participó en 1954 en un movimiento armado que intentó asaltar al dictador Somoza en el Palacio Presidencial, hecho conocido en Nicaragua como la Rebelión de Abril. Ingresó en 1957 como novicio a un monasterio trapense en Kentucky, EE. UU., luego, en 1959 continúa sus estudios religiosos en el Monasterio Benedictino de Cuernavaca, México, de ahí pasó a un Seminario en Colombia y terminado sus estudios sacerdotales fue ordenado en 1965 en Managua, Nicaragua. Luego del triunfo de la Revolución Sandinista, Ernesto Cardenal fue nombrado Ministro de Cultura (1979-1988). Su obra literaria ha sido galardonada en varias ocasiones: Premio Internacional Pablo Neruda, Premio Reina Sofía de la Poesía Iberoamericana, Premio Internacional Mario Benedetti, Orden Nacional José Martí… Entre sus obras destacadas figuran: “Epigramas”, “Salmos”, “Oración por Marilyn Monroe”, “La batalla de Nicaragua”,
“Las ínsulas extrañas”, “El celular”, “Fidel Castro: cristianismo y revolución”…
Finalizo con este famoso epigrama suyo, titulado: “Al perderte yo a ti”:
“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
Yo porque tú eras lo que yo más amaba
Y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otras como te amaba ti
Pero a ti no te amarán como te amaba yo”.
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