Por Ramón Caolombo
Este sería un país perfecto, a pesar de tener tantos políticos farsantes; a pesar de que las leyes se aplican según de quién se trate; a pesar de que ser funcionario público es la forma más fácil de hacerse millonario; a pesar de que cada cosa no es esto ni aquello, sino todo lo contrario; a pesar de tener tantos corruptos en tribunales que no los condenan; a pesar de que no dispone de un concurso para escoger su reina de belleza; a pesar de que los enemigos del Gobierno no compran en la París con Duarte, sino en los supermercados más caros. A pesar de todo eso, este sería un país perfecto de no ser porque tiene más de dos millones de motoristas.
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