El temor se apodera de los empresarios y actores de la aviación nacional sin que den los necesarios pasos para proteger sus espacios productivos, ante las pretensiones de algunos de hacer desaparecer la aviación nacional con la firma del tratado de cielos abiertos con los Estados Unidos, pero sobre todo de quitarles el verdadero espacio de trabajo a los técnicos de la industria aérea nacional.
Dejar que los Estados Unidos de Norteamérica se engulla la aviación nacional como así pretenden con el mal llamado cielos abiertos, los dominicanos de buena voluntad no deben de permitirlo y sobre todo el gobierno del presidente Luis Abinader, aunque tengo la ligera sospecha de que este tratado de cielos abiertos que en la gestión de Danilo Medina se negaron a firmar, en caso de salir victorioso el presidente Luis Abinader de su reelección será una realidad ante la pasividad con que actúan los incumbentes de la aviación nacional.
República Dominicana está a 4 años de cumplir 100 años de haber fundado su primera línea aérea y si este tratado se firma tal cual como está concebido es posible que el siglo en la aviación en el país lo sorprenda con una aviación arrasada por los Estados Unidos de Norteamérica que a pesar de tener casi el 100 x 100 del mercado de los pasajeros desde y hacia su territorio aun quiere más.
Los mercaderes traidores dominicanos hicieron desaparecer la Estatal Compañía Dominicana de Aviación (CDA) en la década de los 90, por una sencilla razón, a pesar de las debilidades en el servicio de la CDA siempre tuvo el poderoso mercado de los viajeros dominicanos y hoy no se conforman con lo que tienen y quieren más.
Estar con los brazos cruzados o solo criticar a los que quieren hacer algo para preservar lo nuestro no es la mejor opción, la cacareada unidad es imperante en este momento, de lo contrario República Dominicana no tendrá aviación ante campaña mediática que llevan los Estados Unidos tratando de vender como una panacea el destructor tratado de cielos abiertos que nos quieren vender a los indios de Quisqueya que ellos entienden que aun vivimos en esta media isla.
No se sabe que será peor para la aviación nacional, si caer en la Categoría II o permitir mantenernos en Categoría I pero teniendo que por imposición de los norteamericanos firmar el acta de defunción a la aviación nacional con este tratado de cielos abiertos que solamente un enganchado a empresario aeronáutico puede concebirlo como beneficioso para el desarrollo de la aviación nacional.
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