El automovilismo está en crisis

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Hugo López Morrobel

Por Hugo López Morrobel


Las carreras de autos prácticamente han desaparecido en todos los países caribeños, en primer lugar, por los altos costos que genera la organización, montaje, falta de pistas adecuadas y la adquisición de bólidos por parte de los pilotos, y dado que la situación parece cada día más económica en estos lares parece complicarse cada día más, se proyecta que será muy difícil poder presentar ese tipo de espectáculos que décadas atrás eran realizados todos los años en diferentes sedes.


En el país llegó un momento, que Luis Rafael Méndez, Horacio Álvarez Abriano Abréu, Tony Canahuate, Manén Méndez y Fernando Bruno, y muchos otros, en que las carreras automovilísticas que se realizaban en la Cumbre.


Sin embargo, tras la desaparición de esa pista, las competencias se trasladaron por breve tiempo a la base aérea de San Isidro, donde también se efectuaron carreras de primer nivel con la participación de pilotos extranjeros, entre ellos recuerdo al costarricense Kiko Fonseca y al boricua Mandy González, entre otros pilotos extranjeros los cuales tenían una extraordinaria rivalidad con los dominicanos.


Tras un largo periodo sin carreras, se construyó el autódromo de Las Américas, pero no ha tenido el respaldo generado en otras épocas, quizá por la inferioridad competitiva,, aunque han surgido pilotos como Alfredo Najri y Jimmy Llibre, los cuáles compiten en EE. UU.


A pesar del entusiasmo del dominicano por las carreras será muy difícil su rescate.


Y hablando de los pilotos dominicanos de entonces, en algunas peñas a veces salen a relucir cuál ha sido el mejor piloto, el que ha llegado más lejos.


En ese caso, habría que remontarse al tiempo y reconocer que el que más lejos llegó fue Porfirio Rubirosa, quien participó en carreras de Fórmula Uno y en otros grandes premios como el de Gran Prix de La Florida y en la famosa carrera de Le Mans en Francia.


Creo que los méritos de Rubirosa como piloto de automóviles y jugador de polo, en este último deporte, como capitán de equipos, incluso captado por los ingleses como refuerzo para competir en la India y otras colonias en África, no tienen comparación con otros volantes dominicanos.


Pero su vinculación muy estrecha al régimen de sanguinario de Trujillo, al cual sirvió por muchos años ha sido el factor primordial para que hasta ahora no se hayan reconocido sus méritos en el deporte.

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