Por Tony Pérez
El ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención, acompañado del director general de Alianzas Público Privadas, Sigmund Freund, ha supervisado en el terreno los avances en la reconstrucción y ampliación del tramo carretero Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros), conforme lo reseñado por medios de comunicación.
Justo y necesario ha sido el viaje del funcionario a la provincia del extremo sudoeste dominicano para tal verificación.
Hace más de un año que he advertido recurrentemente sobre la lentitud pasmosa de ejecución de esta obra fundamental para el éxito del Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, y la imposibilidad de entrega en diciembre de 2023 garantizada por el presidente Luis Abinader, salvo una violenta aceleración del ritmo en el proceso constructivo.
Faltan cinco meses para el agotamiento del plazo mortal fijado, pero, tras la evaluación del 27 de julio, el ministro Ascención expresó satisfacción con los avances y reiteró el compromiso de entrega. Muy bien.
Ingenieros consultados entienden que es posible lograr la meta en ocho meses, pero con cuatro frentes trabajado simultáneamente, a tiempo completo, y la dirección de proyectos en manos una persona experta que dé la cara por la calidad.
Fuentes cercanas a la constructora Andalar International me habían confiado que el lento flujo de dinero desde el Estado dificultaba avanzar según lo esperado.
El tramo en cuestión, contenido en la carretera Barahona-Pedernales (124 kilómetros), es un culebreo de cuestas casi continuas y muy peligrosas que ponen en juego las vidas de las personas. Mantiene casi el mismo trazado de 1934 en que brigadas de hombres del pueblo, con escasas herramientas, trabajaban siguiendo la ruta de los animales en dirección oeste-este y este-oeste hasta encontrarse.
En la trayectoria de la vía, en terrenos de la comunidad Tres Charcos, municipio Oviedo, será construido el aeropuerto internacional que servirá de desembarque y embarque a miles de turistas. La terminal estará ubicada a media hora en auto de Cabo Rojo, donde el Gobierno construye los hoteles que serán operados por cadenas turísticas internacionales.
De acuerdo a las autoridades y a la propia constructora, serán eliminadas unas 70 curvas para lograr una vía amplia y segura.
He requetedicho que nosotros, los pedernalenses, debemos tomarles la palabra a las autoridades actuales y velar por el cumplimiento de los parámetros de calidad comprometidos, la aceleración real de los trabajos y su terminación en diciembre de este año.
El rol de veedor es necesario. Hay antecedentes de promesas incumplidas sobre intervención profunda de la carretera Barahona-Pedernales. La más dramática fue durante la gestión de Joaquín Balaguer 1986-1990. Hubo promesas de convertirla en carretera modelo, pero el agitar electoral se tragó la iniciativa. Hubo instrucciones de sólo remendar sin tocar las cuestas.
Uno de los factores causales del empobrecimiento de la gente de Pedernales ha sido la falta de un sistema de carreteras más que la distancia desde el Distrito Nacional (307 kilómetros).
Apenas hay una, la Sánchez, que lleva desde la capital. Sin embargo, el peligroso tramo Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros) motiva a devolverse, pese a la belleza impresionante del entorno natural.
El municipio cabecera ni siquiera está conectado con su par Duvergé, por sierra Baoruco, vía Puerto Escondido, por donde llegaron en 1927 las familias fundadoras del pueblo.
El presidente Abinader ha prometido la construcción de esa vía de unos 50 kilómetros (ruta de los colonos), desde Aceitillar, para crear el circuito vial de la Región Enriquillo (Independencia, Baoruco, Barahona y Pedernales). Ha dicho que sería muy importante para el proyecto de desarrollo turístico en curso. Nada, hasta ahora.
Lo cierto es que la provincia urge de carreteras alternas que permitan el relacionamiento comercial y cultural con sus vecinas y motiven las visitas de personas de otras regiones y países.
Imposible pensar en desarrollo, aprisionada –como está- en un recodo del territorio nacional; obligada a una sola entrada y salida. Y peor, con muy malos accesos hacia las zonas agrícolas de sierra Baoruco.
Sería maravilloso si en diciembre de este año vemos al mandatario cortando la cinta de inauguración de una carretera ancha y sin curvas, desde Enriquillo hasta Pedernales.
Ahora o nunca.
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