El nacimiento, renacer y la desaparición de Dominicana de Aviación (CDA) -8-

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Hugo Bueno

Por Hugo Bueno Pascal 


La siguiente aeronave que no volvió a volar a partir del mes agosto del 1986, fue el B-727-200Adv.(El Jordano), ya que se encontraba en los talleres de mantenimiento en su etapa final, pero estas labores nunca se concluyeron ya que fueron paralizadas por la administración de la empresa. Esta aeronave tuvo similar suerte que el Jumbo, ya que estaba arrendada con opción a compra, sin embargo, la administración que inició su gestión en agosto del 1986, aunque también encontró pagados los meses de agosto, septiembre y octubre de ese año, no tuvo ningún interés en continuar los pagos mensuales y al igual que el Jumbo fueron suspendidos, lo que determinó que los arrendadores ejercieran sus derechos contractuales realizando su incautación en la ciudad de New York.


Con la perdida de estas dos aeronaves, la CDA, ya había reducido el número de asientos disponibles a tan solo 408, es decir que volvió a la capacidad de asientos que tenía en el año 1982 y solo contaba con las aeronaves Duarte, Sánchez y Mella. Esto debido a que el B-707 estaba en tierra ya que requería de un mantenimiento mayor y la adecuación de sus turbinas para el cumplimiento de las regulaciones de ruido. No sabemos si se realizó el análisis necesario para determinar si ello era económicamente factible, pero lo que si ocurrió fue que esta aeronave no volvió a volar a partir del año 1986.


Habiendo acabado con los equipos que se añadieron a la flota de la CDA a mediados de la década del 1980, entonces el siguiente objetivo era terminar con las aeronaves(Duarte, Sánchez y Mella), lo que se lleva a cabo por varias “Administraciones” que se sucedieron desde finales de la década del 1980 y principios de los años 90, todas con los únicos intereses de beneficiarse económicamente y corroyendo cada día las frágiles finanzas de Dominicana de Aviación, sin poner la mas mínima atención a los asuntos mas primordiales de esta.


Así las cosas, el B-727-200, con matrícula HI-242(Duarte), que había sido enviado a un mantenimiento mayor en Costa Rica en los talleres COOPESA, después de haber pagado mas del 75% de su costo, es abandonado en ese país, de donde jamás regresó. En este mismo sentido, el B-727-100, con matrícula HI-312(Sánchez), que también había sido enviado a un mantenimiento mayor a la ciudad de Miami, Florida, es abandonado sufriendo un deterioro después del cual era imposible su recuperación y finalmente el B-727-100, matricula Hi-212(Mella), fue canibalizado para utilizar sus piezas en otros equipos, en los hangares de la CDA en el aeropuerto Las Américas.


Fueron capaces de terminar con los tres Padres de la Patria, en esta ocasión simbolizados por tres aviones, que constituyeron durante mas de 30 años íconos y símbolos representando al país como la línea bandera nacional en muchos países del mundo.


No obstante, y sin contar con un solo avión, la CDA, todavía se mantenía “operando”, gracias a la inyección de capital de los gobiernos que encabezó el Dr. Joaquín Balaguer, quizás porque el no quería cargar con el peso histórico de que durante su gobierno se había producido el cierre de una empresa de tanto significado para el país que se podía decir que se había convertido en un símbolo nacional.


Esto determinó que continuara dándole apoyo económico durante un periodo en el que Dominicana de Aviación llevó a cabo una gran cantidad de arrendamientos muy gravosos y perjudiciales para la empresa. Las condiciones contractuales de estos arrendamientos eran por decirlo así, imposibles de creer y con el agravante de que la mayoría de estos aviones eran similares a los que CDA tenía y que para concluir los mantenimientos indicados arriba no se requerían grandes sumas de dinero, comparado con los muchos millones de dólares que se gastaban mensualmente en estos arrendamientos. Estas operaciones se podrían catalogar como la antesala del cierre definitivo de la línea aérea, ya que era una alcancía donde se depositaban 100 pesos y rápidamente se convertían en la mitad, claramente “El negocio del capa perro”

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