Por Mons. Ramón Benito De La Rosa y Carpio
Puedo confesar una vez más y decir que en mi vida he tenido médicos muy cercanos. He ido a médicos que me han ayudado físicamente con sus atenciones y medicinas. También me he acercado a los psicólogos, no porque estuviera loco ni mucho menos, -la gente piensa que si uno visita a un psicólogo es porque tiene un mal mental-, el psicólogo ayuda a esa otra parte del ser humano desde la ciencia.
También he descubierto que aparte de las medicinas, de los psicólogos y de la oración, el amor sana. Lo he experimentado y lo puedo decir: cuánto agradezco a tantas personas que en estos días en que he estado quebrantado de salud me atendieron físicamente, pero también con sus oraciones me amaban y manifestaban su cariño. Gracias por esa medicina de la oración y del amor. El amor sana igual que las medicinas, y al igual que la oración. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
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