​Cultura viva

El Teatro es estética, crítico, rebelde y libertario

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Lincoln López

Por Lincoln López


La forma teatral introducida por los españoles cuando la conquista y colonización de nuestra isla es, en principio, un legado griego, que tuvo su época de apogeo en el Siglo de Pericles, en los populares festivales urbanos y rurales, en honor al dios Dionisos.


Pero es en el contenido donde esa referencia se manifiesta profundamente por ser crítico y rebelde, como en la obra “Antígona” y su lucha contra el poder político por un asunto de conciencia; o en “Prometeo encadenado”, cuando desafió a los dioses, robando el fuego para evitar la extinción de los humanos, sacrificándose por ello.


Desde entonces, el teatro pues, ha llevado consigo esa esencia crítica, rebelde y libertaria. Es el caso de nuestra primera pieza teatral conocida, “el Entremés de Cristóbal De Llerena (1540), sacerdote, músico, maestrescuela de la Catedral”…


Su estreno fue “el 23 de junio de 1588 en el atrio de la catedral en ocasión de la Octava de Corpus…en la misma caricaturesca de intención satírica a la negligencia de las autoridades españolas” (Bienvenida Polanco Díaz.


Antología…).


En lo político, “los libertarios son aquellos que poseen deseos de liberación de un Estado”, y ese deseo estuvo impulsado por el joven líder Juan Pablo Duarte que utilizó el teatro desde 1838, para estimular en el pueblo el amor a la Patria y crear la República Dominicana (1844). Me refiero a la Sociedad La Filantrópica, con la cual escenificaron obras como Roma libre, La viuda de Padilla…


Otras épocas estelares fueron: las “Neoclásicas” del siglo XIX con Félix María del Monte, Javier Angulo Guridi…


Las del siglo XX con el “Realismo”, ”Criollismo”…; y luego, con figuras de “Vanguardia” como Máximo Avilés Blonda, Franklin Domínguez, Iván García Guerra, Haffe Serulle, Reynaldo Disla… Reconocer además, la labor de directores y actores…


Evidentemente, el teatro ha estado presente en nuestra historia, pero también es cierto, que no ha recibido el impulso suficiente del Estado para cumplir cabalmente su misión. Su escaso crecimiento padece paralelo con nuestro subdesarrollo.


¿Ignorancia?, ¿Descuido?, ¿Miedo?, ¿Desprecio?, ¿Atentado contra la libertad?...Las causas son múltiples.

Aun así, este año los teatristas renacieron como el Ave Fénix de sus cenizas materiales pero con mucha dignidad, y algunas escuelas públicas y privadas, algunos independientes, algunos profesores oficiales…levantaron “el telón” y escenificaron sus propuestas.


Muchos protestaron y criticaron, como ocurrió en la Plazoleta de los Poetas de Santiago, cerca de la Catedral, el pasado domingo 26 de marzo: “El Sindicato de Teatristas de la República Dominicana (SITEARD) exige al gobierno y al liderazgo político superar el desprecio y la superficialidad con la que tratan al sector cultural” (Extracto del Manifiesto).

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