Por Lincoln López
Me parece apropiado para esta época del año, acudir a textos reflexivos. Por esa razón, comparto con los amables lectores, un fragmento del famoso poema “Aprenderás”, cuyo contenido mantiene su vigencia después de 400 años de ser escrito por William Shakespeare (1564-1616), uno los genios más grandes del teatro, la poesía y la literatura universal de todos los tiempos.
Aunque se ha dudado que la paternidad de este texto sea de Shakespeare, así como de sus obras teatrales fundamentales, opino que el contenido es válido y fortalece algunos juicios de valor individuales.
Obviaré datos sobre la vida y obra del dramaturgo inglés, para aprovechar más extensamente lo que debemos “aprehender”. Dice: “Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y
socorrer a un alma...
Y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad...
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un niño...
Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma...
Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla, y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida...
Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos...
Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.
Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlaran y que ser flexible, no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica…
Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones.
Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque le estarás quitando la esperanza...
Aprenderás que con la misma severidad conque juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado...
Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más.
Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de ¡enfrentarla!”
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