Por Ramón Colombo
¡Qué rico debe ser dormir en una blanca nube! ¡Qué frescura ha de dar el batir de alas de quince mil querubines de la Corte Celestial! ¡Qué sensación de paz, dormir en el regazo de una de las once mil vírgenes! ¡Qué viaje placentero ha de ser si Dios me invita a acompañarlo a un breve paseo de mil años por los predios del Cielo! ¡Qué grande ha de ser la vida en la Gloria, a la que llegaré en cuanto me perdonen el último de los 362,521 pecados que he cometido! ¡Qué sensacional ha de ser vivir eternamente sin elecciones ni candidatos, porque hace tiempo que Dios decretó que allá solo puede hacerse campaña en el infierno!
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