Por Carlos Manuel Manzano
El turismo interno es una de las actividades de la industria sin chimenea que ha encontrado mayor expansión en los últimos años, sobre todo, en esas nuevas enseñanzas que nos dejara la pandemia de la covid-19.
La búsqueda de lugares donde se respire paz y seguridad, lejos del bullicio de las ciudades, el descubrimiento de nuevas experiencias placenteras, sin el temor de contagio, ha motivado a cada vez más dominicanos a poner sus ojos en el turismo interno.
Esa nueva realidad se convirtió en el motor que encendió una industria turística, a pequeña escala, de nuevas operadoras ofertantes de excursiones personalizadas, nuevos negocios de hostelerías y restaurantes, transporte, entre otros.
Uno de los factores fundamentales para el desarrollo y sostenimiento de la actividad turística lo constituye el clima. Este incide directamente en la toma de decisiones de quienes disfrutamos viajar.
Cuando seleccionamos el destino, regularmente nos volcamos a los pronósticos meteorológicos para los días de descanso. De esta manera, armamos nuestra maleta o mochila, considerando la probabilidad de lluvia, vaguadas, ciclones, entre otros fenómenos atmosféricos.
Es importante considerar los impactos que pueden generar dichos pronósticos sobre el turismo, principalmente para el turismo interno. Un estudio realizado en España (2019) establece que, si en los lugares más visitados de ese país se anuncian condiciones climatológicas desfavorables, un alto porcentaje de los afectados prefiere optar por otras modalidades de pasatiempo o diversión, en desmedro de este renglón tan importante de la economía como lo es el turismo interno.
Resulta interesante saber que, en la mayoría de los destinos, el turismo interno genera mayores ingresos que el turismo internacional. En los países de la OCDE, el turismo interno ha llegado a representar el 75% del gasto turístico total, mientras que en la Unión Europea el gasto del turismo interno es 1,8 veces superior al gasto del turismo entrante.
Desafortunadamente en República Dominicana se ha venido dando en los últimos años una situación que no ha ayudado en nada al turismo interno, por el contrario, le está afectando considerablemente, y se trata de los pronósticos meteorológicos a destiempo, muchas veces con 2 o 3 semanas de antelación, causando esto pánico y alarmas muchas veces innecesarias, en la población que finalmente decide no salir de sus hogares.
Notamos un alto nivel de sensacionalismo y afán de protagonismo entre los funcionarios que están encargados de ofrecer tales pronósticos, sin darse cuenta, quizás inconscientemente, del daño que ello provoca al turismo interno del país, y con ello, a nuestra economía.
Si bien compartimos el interés de prevenir daños considerables ante la eventual llegada de algún fenómeno atmosférico, entiendo que debemos dotarnos de mecanismos más sofisticados y precisos que a la vez que nos garanticen una correcta prevención de desastres, no afecte el normal desplazamiento de personas a lo interno de nuestro país a realizar actividades recreativas.
Conforme a las experiencias de otros países, podemos asegurar que en menos de cuarenta y ocho (48) horas se pueden llevar a cabo todas las acciones necesarias para trasladar, desplazar y resguardar a todas las personas que se sientan en estado de amenaza ante la llegada de un fenómeno atmosférico, siempre y cuando se cuente con los equipos y recursos técnicos, logísticos y humanos suficientes para ello, por lo que no veo la necesidad de que tres (3) semanas antes se comience a alarmar a la población y declarando en alertas verdes a un sinnúmero de provincias, la mayoría de ellas en zonas turísticas.
Cada año registramos fenómenos inusuales como las tormentas y los huracanes y estas inclemencias repercuten, entre otros sectores, en el turístico. Por ello, es imprescindible contar con potenciales herramientas que midan fielmente, y de manera precisa, las predicciones meteorológicas.
Herramientas destinadas al usuario de a pie, al turista aficionado a actividades a lo interno del país, o a los pequeños y medianos negocios que quieran ofrecer un servicio de calidad a sus clientes.
Para cubrir esta necesidad informativa, se hace necesario el desarrollo de una serie de plataformas tecnológicas precisas y de calidad. Con predicciones en tiempo real, para que los diferentes sectores involucrados puedan recibir una cobertura con información fiable, correcta, y sobre todo, oportuna.
La relevancia que el tiempo y el clima desempeñan en la planificación de los destinos y en la experiencia de viaje, nos advierte de la importancia que adquiere la información climático-meteorológica para el normal desarrollo de esta importante actividad.
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