Por Lincoln López
“La Dramática” fue la última de las tres sociedades fundadas por Juan Pablo Duarte con el propósito político fundamental de crear un Estado libre, independiente y soberano: República Dominicana.
Previamente fue constituida el 16 de julio de 1838 por el Padre de la Patria, la Sociedad Secreta “La Trinitaria”. Ese día habló de sus objetivos independentistas a los jóvenes reunidos en el hogar de Juan Isidro Pérez.
Según las narraciones históricas, en esa ocasión Juan Pablo Duarte, dijo entre otras
cosas:
“Estamos convencidos de que entre dominicanos y haitianos no hay fusión posible. Somos y Seremos dos pueblos diferentes.
Nuestro destino es ser independientes, absolutamente independientes…”
Los primeros miembros de La Trinitaria: Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro A. Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan N. Ravelo.
Dos años después, o sea, en 1840 surgió la idea de formar la segunda sociedad, denominada “La Filantrópica”, con el lema de “Paz, Unión y Amistad”. Esta conservaba los mismos objetivos patrióticos pero bajo la apariencia de una institución abierta de tendencias recreativas.
En ¨La Dramática¨, Duarte puso en práctica unas experiencias escénicas recogidas durante su viaje a Europa, particularmente en Cataluña, España, y escogió el teatro como un medio “para mantener viva en el espíritu del público la idea separatista”. Allá, Duarte pudo conocer la eficacia de las representaciones dramáticas como “órgano de difusión de los ideales revolucionarios”.
Los historiadores dominicanos destacan dos obras escenificadas: Roma Libre y La Viuda de Padilla.
“Roma Libre”, es una tragedia teatral dividida en cinco actos, es la versión española de una obra originalmente italiana de Vittorio Alfieri, titulada Bruto. La traducción libre al español fue realizada por Antonio Saviñón Yánez uno de los autores teatrales canarios más importantes de su época. La Enciclopedia Islas Canarias expresa que sus traducciones, tenían algo de adaptaciones a su ideología particular. “Son versiones con una gran impronta personal, y a cuyo texto, el público español aplaudió”.
Otra de las obras escenificadas con mucho éxito fue ¨La viuda de Padilla¨. Es una tragedia de Francisco Martínez de la Rosa, a la cual le insertaron algunos parlamentos distintos al original para “que pudieran convenir a los fines de la exaltación patriótica y política que se pretendía”: la falta de libertad. El público criollo asistía masivamente y se identificaba con esos ideales de liberación, pues la ocupación haitiana en nuestro territorio tenía más de 20 años. En ocasiones, las autoridades haitianas verificaban el libreto teatral para censurarlo, en caso que no correspondiera con el texto original.
Cultura viva considera que efemérides como estas deben ser conocidas por los estudiantes dominicanos, y, hasta escenificar las mismas como parte de nuestra cultura.
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